Ultimamente en psicología se habla mucho de trauma.
Muchas de las situaciones que vivimos de manera traumática han sido silenciadas o no nombradas, quizás por que el mismo nombre “Trauma”, nos asusta. Toda situación traumática se caracteriza porque es inesperada, porque supera nuestras posibilidades de solucionarla y muchas veces, porque nuestra vida está en peligro.
Cuando vivimos una situación de peligro reaccionamos de la siguiente manera:
- Alerta:Nos paramos un momento e intentamos sentir/saber que ocurre. Se agudizan nuestros sentidos.
Ej: Oímos un ruido extraño en casa, nos paramos y agudizamos nuestro oido hacia el sonido
extraño identificando que es.
2. Preparación para la defensa: Nuestro cuerpo se pone en tensión y preparado para cualquier
respuesta de defensa.
Ej: El sonido procede de la escalera de casa, alguien está pidiendo ayuda.
3. Descarga: Llevamos a cabo las respuestas para resolver la situación de alerta. Al identificar la
llamada de auxilio, podemos tener varias respuestas.
Ej. Corremos para auxiliar a quien necesita ayuda.
4. Relajación: Nuestro sistema nervioso vuelve a su homeostasis, nos relajamos.
Ej. Hemos ayudado a resolver el problema.
Esta reacción sería la más saludable.
Pero, podemos reaccionar de otras maneras. Nos angustiamos y sintiéndonos sin la capacidad de ayudar, esperamos que sean otros los que resuelvan la situación. Huimos, no tenemos energía, o bien nuestro miedo es tan alto que quedamos paralizados. Nos congelamos, y dejamos de oír las voces.
La lucha, la huida y la paralización son tres reacciones que todos las personas hemos tenido en algún momento de nuestra vida.
Pero si huimos o nos paralizamos no resolvemos el conflicto y nuestro sistema nervioso simpático sigue activo. No nos descargamos y mantenemos la tensión física, mental y emocional, en actividad. Convertimos situaciones de conflicto o estrés en traumas. Vivimos en tensión (física, emocional y mental), convirtiendo esta tensión en un veneno silencioso.
En consulta es muy importante informar y dar a conocer la relación absolutamente directa entre la emoción y la reacción corporal. Es frecuente que te pregunten, ¿que tiene que ver mi dolor de mandíbulas, o de estomago o mi insomnio con mi infancia, o con lo que pasó en mi adolescencia, o con la separación que tuve el año pasado?.
Si has tenido que mantener una situación de alerta, lucha y defensa continua. Si has carecido de un espacio de tranquilidad y seguridad es muy probable que una tensión mantenida durante años comience a manifestarse en una alteración física o emocional. Insomnio, anorexia/bulimia, hiper o hipo activación del deseo, desorientación, imposibilidad de concentrarse, dolores a lo largo de todo el cuerpo, cansancio, etc
En la parálisis o congelación, producimos un mecanismo defensa llamado disociación. Aparentemente no nos pasa nada, no sentimos. Pero vivimos limitados por el miedo, la impotencia, la frustración, el mal humor, todo tipo de alteraciones emocionales. Afortunadamente nos ayudamos con drogas para poder soportarlo, pero la energía contenida, como un río, busca nuevos caminos para emerger. Las somatizaciones se crean a partir de la propia energía contenida.
La somatización se convierte en una especie de tubo de escape, donde el humo (el dolor) nos dice que está pasando algo. Pero si seguimos disociados, lo único que queremos es que nuestro tubo de escape deje de atufarnos. Es aquí, donde aumentamos las drogas para silenciar el grito de los síntomas.
Tenemos drogas para disminuir el dolor, creo que hay que usarlas cuando sea necesario, sin olvidar, y siendo muy consciente que el foco no está resuelto. y que por lo tanto las drogas no son la solución, si no una parte de la ayuda.
Podemos salir del trauma, resolver conflictos, pero esto requiere trabajo constante. No desaparece con ibuprofeno ni con deprax u otra droga oficial.
Somos especialistas en engañar y en engañarnos. El engaño nos calma temporalmente pero nos hace más impotentes.
La misma excitación (fuerza) que en un momento tuvimos que contener es la que nos puede ayudar para restablecer el circuito de la energía y salir del trauma.
Para ello es necesario estar en contacto , ser conscientes, pedir ayuda y ofrecerla cuando sea necesario.
Elena Guerrero
Psicologa Clínica
CV00692