Dolor físico y emocional

Dolor físico y emocional

El dolor es una de  las expresiones mas crueles e inútiles que podemos sentir, no sirve para nada, solo para sufrir.

La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASAP) nos dice: el   dolor es “una experiencia sensorial y emocional desagradable que se asocia a una lesión real o potencial de los tejidos”, el dolor  es tanto emocional como físico.

Es importante  darnos cuenta que hasta ahora la manera de entender el cuerpo ha sido de una forma fraccionada, siguiendo la filosofía Cartesiana, donde cuerpo y mente se entendían como dos partes diferentes. La ciencia se encargaba del estudio del  cuerpo y la religión del alma.

Se concebía al cuerpo como una máquina totalmente separada de la mente y las emociones.  Evidentemente no es así. Partimos de que existe una unidad psico-somatica., donde lo que ocurre a nivel físico se refleja en las emociones y viceversa. Lo podemos ver en la depresión. Esta dolencia tiende a aumentar la aparición de dolores de cabeza, dolores musculares, trastornos digestivos e incluso  empeora la condición de los pacientes con dolor crónico. Asimismo, la investigación neurobiológica muestra que gran parte del dolor físico está relacionado con el estrés emocional.

Esta correlación entre el dolor emocional y el dolor físico, lo llamamos “ somatización ”, nos de muestra la unión entre la mente y el cuerpo.

Por lo tanto en la atención primaria, los factores psicológicos y emocionales deberían ser considerados en el diagnóstico. Quizás, por ejemplo, el dolor de estómago no sea causado por una úlcera sino por un trastorno de ansiedad.

La tristeza, la ira, la envidia, son las emociones que más impacto tienen en el cuerpo.

Muchos son los autores que, desde hace más de un siglo, nos hablan de esta relación entre cuerpo y mente. Alice Miller, por ejemplo, en «El cuerpo nunca miente», hace un repaso por la biografía de personajes conocidos, analizando los daños que recibieron en sus infancias y cómo sus cuerpos lo reflejaron años después con distintas enfermedades.

No hemos sido educados para   relacionarnos con  nuestras emociones, resolverlas y encauzarlas, por lo que las callamos y las escondemos en lo más profundo de nuestro yo.

Sin embargo, por más que camuflemos y acallemos nuestras emociones, para  que estas sanen,  necesitan ser expresadas. Si no lo hacemos por la vía adecuada,  a través de la palabra y la expresión corporal, estas  buscarán y encontrarán otra manera de expresión, a través del cuerpo, lo que hemos llamado anteriormente psico-somatización.

¿Qué es el dolor emocional?

Muchas situaciones en las que nos sentimos fracasados o decepcionados, traicionados, no tratados bien, nos causan angustia, preocupación, desasosiego, intranquilidad, desgana, desinterés. Algunas personas comentan: “la vida  me pesa”, “me siento morir”, “siento dolor pero no me duele nada en el cuerpo, pero, no me encuentro bien”. Esto es dolor emocional. Es algo que siento pero es invisible.

Ante este dolor invisible  creamos maniobras o estrategias para solucionarlo. Muchas veces tenemos éxito, lo hemos solucionado. Pero en otras ocasiones mantenemos este dolor creyendo que pasará, que el tiempo lo solucionará, quizás por ignorancia, por miedo, por sensación de inferioridad, por vergüenza, porque hablar de emociones es de blandos o de no estar bien de la cabeza. Este pensamiento está absolutamente equivocado.

Lo no resuelto sigue vivo en nuestro cuerpo, el cuerpo sigue manteniendo el recuerdo que a la larga se convierte en una herida emocional, y más tarde dará la cara  convirtiéndose en una la herida física.

Estas somatizaciones, nos indican que algo en nuestra vida no está bien. Hay conflictos que tardan años en solucionarse o no se solucionan nunca. Y son devastadores.

“Cuántos hermanos llevan años sin hablarse por no resolver los celos o las envidias. Cuantas veces rompemos amistades o parejas por nuestra intolerancia, prepotencia, o malas interpretaciones, y seguimos odiando por años y años?.

La emoción nos lleva a la búsqueda de la solución. Emoción significa e-mocion, que quiere decir movimiento. Cuando en nuestra búsqueda nos encontramos con frases como “esto no es curable”, es “crónico”, “hagas lo que hagas no lo cambiaras”, “no encontraras la solución”, “¿cuándo tiraras la toalla?” nos  producen  desesperación,  desamparado, impotencia, son metaemociónes que inhiben el movimiento. De esta  manera dejas al paciente sin recursos. Y nuestra finalidad es dar y buscar recursos.

Y aun empeoramos mas la situación si no somos comprendidos, y la sensación de soledad nos inunda.

La soledad, la incomprensión, la desesperación se convierten en los peores enemigos. El cerebro no distingue entre una amenaza física o emocional. La soledad, la desesperación, la impotencia, y como consecuencia  de ellas la rabia, la angustia, insomnio, son amenazas que ponen a los sistemas en estado de alerta. El sistema nervioso, el sistema limbico, el sistema inmune comienzan a trabajar para resolver la amenaza y ponen en activo las citoquinas proinflamatorias. Si la amenaza no se resuelve  entramos en una rueda  donde los sistemas no paran de trabajar buscando la solución. Por lo tanto  llegamos al agotamiento y a una inflamación de bajo grado.

Dolores con los que nos encontramos en la clínica:

Nos convertimos en pacientes crónicos, sin solución, sin búsqueda, sin esperanza.

Muchas personas han preferido el suicidio.

Por este motivo una intervención fundamental es la escucha, la   comprensión del relato de la persona afectada y poner los recursos necesarios par llegar a una solución.

Todo es imposible hasta que es posible.

¿Tendríamos que diferenciar entre dolor agudo y crónico?

Cuando el dolor es  agudo, es temporal y seguramente podemos soportarlo mejor, porque  sabemos que tiene un final. Pero si es intenso y/o duradero, es decir, crónico, nos inunda de tal manera que nos sentimos secuestrados por él y nuestra mente solo se enfoca en como solucionarlo.  Y aquí será importante la capacidad de resilencia y de contención que tenga cada persona.

En el dolor crónico la intervención es necesariamente  médica y psicológica. Pero es también un fuerte iniciador de trastornos como, estrés persistente, ansiedad, depresión, vulnerabilidad a la adicción a drogas y déficit de memoria. Trastornos que, a su vez, pueden agravar la duración y sensibilidad del dolor.

Las creencias pueden tener un fuerte impacto sobre las respuestas afectivas y comportametales ante la experiencia de dolor.

Algunas creencias sobre el dolor:

  • el dolor es una señal de enfermedad grave
  • la actividad debe ser evitada cuando  se  sufre  dolor
  • el  dolor  conduce  a  la  incapacidad
  • el  dolor  no  se  puede  controlar 
  • el  dolor es una condición permanente

¿De qué emociones va acompañado el dolor crónico?

La ansiedad y la depresión son las emociones que comúnmente se estudian o abordan cuando se  trata  a  pacientes  crónicos;  sin  embargo,  la  ira también ha sido reconocida como una importante emoción en este campo.

Algunos autores han sugerido que incluso la inhibición del afecto negativo puede estar implicada en la etiología del dolor crónico.

Entre 45 y 60% de los pacientes crónicos reciben diagnósticos  de  ansiedad  y  depresión  como  padecimientos asociados y también  se  ha  establecido  que  los  síntomas  de  dichos trastornos están implicados en las causas de nuevos episodios de dolor muscular. La emoción es un factor modulador que amplifica o inhibe la severidad de la experiencia, La ansiedad influye no solo en el aumento del dolor sino también en las complicaciones que surgen después de una cirugía y aumentan el tiempo de hospitalización.  Los  niveles  de  depresión  se  encuentran  íntimamente  ligados  al  dolor crónico, los pacientes que se sienten desesperanzados pueden mostrar poca iniciativa y motivación para llevar a buen término su tratamiento y probablemente su desconfianza al éxito del tratamiento provocara su abandono.

Características del dolor físico y emocional

Habitualmente el dolor  no aparece de manera repentina, sino que los síntomas van apareciendo de manera gradual, y también la apatía, la falta de fuerza y energía, hasta que  llegamos a una apatía total y aislamiento.

El dolor emocional no es visible, nadie lo ve, solo lo siente la persona que lo padece. Muchas personas me comentan en consulta, “Hubiera preferido romperme una pierna, porque sería más fácil que me comprendieran y poder gritar de dolor, de esta manera nadie me entiende, y me dicen, “pues yo te veo muy bien”

Ante un impacto emocional, por ejemplo un robo donde se ha invadido tu privacidad y se han llevado parte de tu historia, la reacción emocional es inmediata, sentimos la rabia, la tristeza, la impotencia. Al tiempo todos nuestros sistemas se alteran, como ya he dicho anteriormente, Pero, la somatización o el dolor físico necesita mas tiempo para manifestarse, por lo tanto es frecuente que no relacionamos el hecho con el dolor físico.

Los síntomas físicos mas  frecuentes pueden ser: dolores de cabeza, migrañas, dolor en todo el cuerpo, fibromialgia, problemas digestivos, alteraciones del sueño, insomnio, asma, brotes de angustia, dolores de espalda, de cuello, dolores del trigémino, etc.

¿Cada carácter gestiona de manera diferente el dolor?

  • Personas con rasgos histéricos, tienden a mostrar cierta inmadurez emocional y en sus  comportamientos, Tienen un carácter extrovertido y dramático. Los sujetos de estas características que presentan dolor tienden a magnificar los síntomas, llegando a ser exagerados en sus gestos y conductas, “cuantas conversaciones se basan en enfermedades”. Se puede llegar a erotizar el sufrimiento.
  • Personas con rasgos hipocondríacos tienden a una preocupación excesiva por el funcionamiento del propio cuerpo. Perciben alerta ante la mas mínima señal disfuncional que detectan. Suelen conllevar bastantes dificultades diagnósticas y terapéuticas hasta que se descubre el origen orgánico o no de su sintomatología, debido a sus interpretaciones inadecuadas.
  • Personas con rasgos obsesivos, centran la atención excesiva ante el menor síntoma, rumiar, preocuparse y obsesionarse convirtiéndose el dolor en el centro de su vida y de sus conversaciones. Se encierran en sus pensamientos. Y podemos crear rituales para disminuir la ansiedad por el dolor.

Fases

La mayoría de los pacientes con dolor crónico pasan por varias fases:

  • Inicialmente una fase con síntomas de ansiedad, caracterizada por la búsqueda de soluciones constantes.
  • Posteriormente se produce una fase con síntomas depresivos, cuando se hace evidente la imposibilidad de solucionar el problema.
  • Y por último, una fase de aceptación, en la que estos síntomas disminuyen y el paciente encuentra la mejor forma de vivir.

Sin embargo, muchos pacientes no llegan a este punto y continúan con síntomas de ansiedad o depresión, y cuanto más tiempo pasa, el cansancio de estar constantemente con dolor, provoca otras emociones más complejas, con pensamientos muy negativos que hacen sufrir mucho mas.

Hay que ponerse en el lugar del paciente que sufre dolor diariamente. Es fácil imaginar lo cansado/a  que se encuentran en esta situación, el miedo que provoca, la angustia por el deseo de que pase ya, o la rabia por no conseguirlo.

Estrategias a seguir

Algunas personas se sienten atrapadas en una rueda de pensamientos y aumentando el dolor.

Una cosa es desahogarnos y otra recrearnos en el dolor.

Intentar que el paciente ponga su pensamiento en otro objetivo que no sea dar vueltas al dolor y que este no se convierta en el centro de su vida. Es importante crear nuevas ilusiones, pero difícil, porque el paciente no se lo cree.

Disminuir la tensión física que produce el dolor, o la ansiedad. Con trabajos psico-corporales que producen endorfinas y encefálicas que regulan el dolor.

Activar el cuerpo, ponerlo en movimiento

Descargar y disolver  la tensión emocional, expresando y recolectando  las emociones que provocan  dolor. Cerrando de esta manera la herida psicoemocional.

El dolor es una “experiencia compleja ” que incluye aspectos físicos, emocionales y sociales.

Creo que hay dos aspectos claves que todo el mundo debería conocer en relación al dolor:

  1. En primer lugar, desmontar la creencia generalizada de que hay un dolor físico y un dolor psicológico como dos entidades separadas. Todo el dolor se manifiesta en ambos niveles y en modo alguno es posible dividirlo.
  2. En segundo lugar, convendría diferenciar entre el dolor agudo, generalmente relacionado con una lesión física y que suele remitir tras la desaparición de la lesión, y el dolor crónico, en el que el dolor  y las consecuencias del dolor se acaban convirtiendo en un problema en sí mismo.